El 16 de marzo, Perú impuso uno de más tempranos, estrictos y prolongados aislamientos de América Latina para detener la propagación de COVID-19. Se cerraron las fronteras, se impusieron toques de queda y a los residentes solo se les permitió salir de sus hogares para comprar artículos esenciales. Sin embargo, la respuesta e iniciativas del gobierno llevaron a que el desempeño hotelero de Perú destacara en comparación con el resto de América Latina.
Una mirada profunda de Perú
Aunque la ocupación fue levemente menor que en junio, Perú continuó registrando el nivel de ocupación más alto de la región en julio debido a las iniciativas gubernamentales. Los niveles de ADR y RevPAR del país, sin embargo, fueron los más bajos de cualquier mes registrado en la base de datos de STR en Perú.
Lima, entre todas las ciudades clave de América Latina, registró la mayor ocupación en julio. La ocupación de hoteles abiertos en la ciudad llegó al 56 %.